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מארי

JESÚS ES LA LUZ VERDADERA QUE ALUMBRA A TODO HOMBRE QUE VIENE AL MUNDO

JUAN BAUTIZA A EL BUDA JESUS Y RECIBE LA CORONA DE VIDA. El Cristo lleno de Gloria. Cuando Jesús viajó al templo de luz, a orillas del Río Jordán cuyo Abad era el gran Maestro “Juan Bautista”.

Su esposa María Magdalena lo acompañó y vivió ella el momento supremo en que Jesús en el Templo recibió, “Al Espíritu de la Sabiduría”. Este Bautismo del Espíritu Santo que Jesús recibió, no es el Bautismo de Fuego, que interiormente recibió en su Alma cuando encarnó al fuego del Cristo Intimo, en la tercera iniciación.

Ni tampoco, es el Bautismo simbólico con Agua Física, este es el Bautismo de la Sabiduría, el cual logra en verdad hacernos, “Humanos”, como lo indica Jesús el Cristo, en sus Diálogos con María Magdalena.

Solo los auténticos Iniciados comprenderán que existen tres bautismos:

Bautismo del Agua
Bautismo del fuego
Y el Bautismo del Espíritu Santo


Que fue el último que recibió el Sacerdote Gnóstico, en el Templo del Jordán.

EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO. El Buda Jesús estaba lleno de majestad, lo único que le faltaba era la coronación. Jesús se encaminó al Jordán, allí moraba Juan, tenía su templo y en él oficiaba: Juan es un gran maestro de la Logia Blanca. En la puerta del templo, Juan puso una inscripción que decía:

"se prohíben las danzas profanas".

Juan era un hombre de mediana estatura, venerable anciano de barba blanca; cuando oficiaba se revestía dentro del templo con su regia túnica sacerdotal, y tenía encarnado al Cristo.

Fuera del templo vestía sencillamente envolviendo su cuerpo en una piel de camello, y así semidesnudo, este venerable anciano estaba lleno de majestad y todos lo respetaban.

Su cuerpo lleno de músculos fuertes y amplia frente reflejaba la majestad de su resplandeciente Ser. Juan tenía que vivir hasta la llegada del Mesías.

Juan tenia que ser el gran iniciador del Buda Jesús, así estaba escrito en los libros del destino. Jesús entró al templo y Juan le ordenó quitarse las vestiduras; Juan estaba revestido con su túnica sacerdotal; Jesús desnudo solo cubrió sus órganos sexuales con un paño blanco, luego salió del vestíbulo y entró en el santuario.

Juan ungió con aceite puro al Señor y echó agua sobre su cabeza. En esos instantes tres estrellas resplandecieron internamente en el cielo del Espíritu: la tercera estrella era roja como fuego vivo; entonces descendió del cielo el Espíritu de sabiduría.

Ese fue el instante supremo; el Espíritu de Sabiduría entró en Jesús por la glándula pineal. El Padre no entró en esos instantes dentro del cuerpo de Jesús, solamente asistió en su regio carro de fuego, visible solo para los ojos del Espíritu; así fue la coronación del Buda Jesús.

El Apocalipsis dice: "Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la Corona de la vida": Jesús fue fiel y así recibió la Corona de la Vida, que es el hálito eterno para sí mismo ignoto, un hábito del absoluto en nosotros, aquel rayo puro de cada hombre de donde emanó el Intimo mismo; el hilo átmico de los indostaníes; nuestro Yo Soy.

“Al que sabe, la palabra da poder, nadie la pronunció, nadie la pronunciará sino aquel que lo tiene encarnado". Él lo encarnó en el bautismo.

"En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios y el Verbo era  con Dios"; "Este era en el principio con Dios"; 'Todas las cosas por él fueron hechas; y sin Él nada de lo que es hecho fue hecho"; " Y la Luz en las tinieblas resplandece más las tinieblas no la conocieron".

Los orientales llaman al Cristo Cósmico el Christos; los egipcios lo llamaban Osiris; los Indos Visnú; los tibetanos Kuan Yin La Voz Melodiosa; el ejército de la Voz; el gran aliento, el Sol central; el Logos solar; el Verbo de Dios.

Después del bautismo Gnóstico resplandeció el Cristo en Jesús lleno de gloria, con Luz blanca inmaculada, divina, radiante como el sol. Así fue como Jesús encarnó a su resplandeciente y luminoso Yo Soy. Desde ese instante el Buda-Jesús se llamó Jesu-Cristo. "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad". "Jesús es la Luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo". Texto libro: María Magdalena esposa de Jesús el Cristo

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